«La Dra. Shwartz a través de los factores de crecimiento autólogos activados con ozono logró reconstruir confianza, restaurar dignidad y reactivar la seguridad de muchas mujeres en Medio Oriente.»
Estando tan reciente un episodio que ha sacudido al mundo entero, como la llegada de los talibanes al poder luego de más de 15 años de guerra en Afganistán, cuyo tema central y casi cotidiano dentro de nuestra sociedad es el que tiene que ver con la mujer y sus derechos, me nació redactar este blog y contarles un poco del origen de uno de los tratamientos realizados con ozono que está directamente relacionado con el tema.
En este punto me detengo porque el mundo ha vivido muchos momentos de lucha sobre los derechos humanos y ahora específicamente de los derechos de la mujer en el Medio Oriente. Se respetan las culturas, creencias, costumbres y cada una de sus maneras de ver la vida, pero no nos podemos quedar de brazos cruzados y ser observadores pasivos ante lo que sucede sin si quiera elaborar un criterio que pueda sumar dentro de una corriente de opinión que concluye casi de manera unánime «Los derechos y la dignidad de las mujeres son innegociables».
Dentro de la historia de lucha y acciones a favor de las mujeres en Medio Oriente está un tratamiento cuyo origen fue en España y con una razón muy humana, el Dr. Roberto Quintero y la Dra. Adriana Shwartz, presidenta de la Asociación Española de Ozonoterapia (asociación en la que tengo el privilegio y honor de pertenecer), ambos trabajaban en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y tenían una situación muy compleja con las mujeres que habían sido maltratadas en Medio Oriente. La Dra. Shwartz a través de los factores de crecimiento autólogos activados con ozono empezó a trabajar a cada una de sus pacientes (quemaduras, golpes, cicatrices, etc.), primero en principal para poder conseguir resultados externos que tuvieran implicación de manera interna en cada una de estas pacientes, gestos, iniciativas y resultados de este tratamiento con ozono que no hacían más que reconstruir confianza, restaurar dignidad y reactivar la seguridad innata que cada mujer tiene.
Así nace la técnica, como una respuesta a una necesidad en la sociedad donde la mujer requiere un valor adicional al que ya está teniendo en ciertas partes del mundo, específicamente en Medio Oriente.
